Me duele el mundo,
la tierra habitada por lamentos,
por hombres que gritan con escopetas
a otros hombres que algún dios ensordeció con su ausencia.
Me duelen las mujeres con rebozo en el que les cuelga el hambre,
sus manos cóncavas y suplicantes
se llenan de indiferencia.
Me duelen los estigmas del vidrio
en la espalda de aquel que pisa el aire,
de aquel que se envuelve en el aroma de la locura.
Dolor inmóvil en las ranuras de mis labios
las palabras llagan;
yo soy esa mano, esa espalda,
los ojos amnésicos de la infancia marchita.
Me duelen las huellas desnudas
¿Cómo se narra la sangre de sus grietas?
Quejidos mutilados sobre el concreto.
Pasmo de inutilidad, miro,
sin traducir el frío,
sin poder decir el hambre,
desde el papel, miro
me duelo
escribo.
ALEJANDRA ESTRADA VELÁZQUEZ (México, 1986).